La inadecuada alimentación en bovino lechero, posible causal de la retención placentaria
Tesis de licenciatura
Versión publicada
Monografía
Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro
Torreón, Coahuila, México
"El término placenta significa íntima oposición de tejidos maternos y fetales, para garantizar un intercambio nutritivo y gaseoso entre ambos. Esta relación también es responsable de la síntesis de enzimas y hormonas necesarias para el mantenimiento de la preñez en la mayoría de los animales domésticos. En el caso de los rumiantes, esta relación se establece por medio de los cotiledones fetales que se proyectan como dedos dentro de las criptas de las carúnculas maternas (Sandoval 1993). El placentoma es la conexión entre las membranas de la vaca (carúncula) y del feto (cotiledón). Hay aproximadamente 100 placentomas en el útero de una vaca durante la preñez. Cuando comienza el parto y se inician las contracciones del útero, disminuye el flujo de sangre a las porciones maternales y fetales del placentoma. Mediante la contracción de los pequeños vasos sanguíneos, se reduce la presión capilar y se produce la separación de las membranas fetales. Las contracciones uterinas postparto completan la separación y expulsión de las membranas (Manspeaker 2004). Antes del parto, las membranas fetales se encuentran fuertemente adheridas al útero por medio de estos cotiledones; pero durante el nacimiento, las contracciones musculares del útero producen la expulsión del feto, rompiéndose en ese momento el cordón umbilical. Se separa así el becerro de la placenta; después que el becerro nace, se producen rítmicas contracciones uterinas inducidas por la hormona oxitocina, producto de la estimulación de la glándula pituitaria cuando la vaca ve y oye al becerro (Sandoval 1993). Las contracciones conducen a que los cotiledones maternos sean desprendidos hacia afuera de esas proyecciones como dedos del lado de la placenta fetal, ocurriendo en esa circunstancia una de las condiciones importantes para una adecuada expulsión de las membranas placentarias que consiste en la remoción de la sangre proveniente de las vellosidades fetales (Sandoval 1993). Si las condiciones son normales y las contracciones musculares del útero continúan, ocurre o se produce la separación de todos los ligamentos placentarios y la expulsión de las membranas fetales dentro de las 3 a 12 horas siguientes (Sandoval 1993). La retención de las membranas fetales (placenta) se observa con más frecuencia en bovinos lecheros, que en otros animales. Si cualquier parte de la placenta se retiene por períodos más largos, se considera patológico o anormal (Manspeaker 2004). Se considera retención de placenta cuando la vaca no ha expulsado las membranas fetales a las 12 horas después del parto, aunque existe cierta variabilidad en función del número de partos (Rajala and Grohn 1998) Habitualmente el 75% de las vacas expulsan la placenta en las 6 horas siguientes al parto, y cerca del 100% las debería expulsar antes de las 12 horas. La retención primaria se da por una alteración de la separación de las carúnculas maternas y los cotiledones fetales, y la retención secundaria se debe a dificultades en las contracciones uterinas, como suele suceder con la atonía uterina (Fernández 2006). La mayoría de los casos de retención de placenta se deben a ambos mecanismos. La incidencia de retención de placenta varía mucho entre explotaciones, se ha descrito un rango de entre el 2 y el 10%, con mayor aparición en los meses de verano (Fernández 2006). Esta enfermedad produce entre un 1 y 4% de mortalidad. Los factores de riesgo de esta patología están ampliamente citados en la literatura, aunque todavía se sabe poco sobre los mecanismos exactos de su desarrollo (Fernández 2006)"
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