Uso de los extractos de chipilín y chicalote en el control del pato sistema candidatus liberibacter solanacearum- bactericera cockerelli en el cultivo de tomate
Tesis de doctorado
Versión publicada
Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro
Saltillo, Coahuila, México
"La producción de tomate (Solanum lycopersicum L.) debido a su alto consumo, requiere
una mayor producción. Se cosechó en 2018 un área de 4,762,457 hectáreas a nivel
mundial, con una producción de tomate en fresco de 182,256,458 toneladas (FAOSTAT,
2020). En ese mismo año, México se ubicó como el noveno país productor mundial con
3,780,950 toneladas, siendo Sinaloa el principal productor con una superficie cultivada
del 22.5% y un volumen de producción de 1,088,252 toneladas (SIAP, 2019). El cultivo
de tomate como una hortaliza importante en México, presenta problemas relacionados con
plagas y enfermedades bacterianas. En donde algunas especies de psílidos son plagas y
vectores relevantes debido al daño que causan al alimentarse del hospedero, sus
secreciones salivales que inyectan toxinas y la transmisión de bacterias patógenas (García-
Sánchez et al., 2021).
La enfermedad denominada “permanente del tomate” se produce a través de la bacteria
Candidatus Liberibacter solanacearum (CaLso), generando amarillamiento de las hojas,
disminución del tamaño de la planta, presencia de coloración café oscuro en el tejido
vascular de la raíz, aborto de flores; en algunos casos se despliega expresión de brotes de
yemas que forman tallos frágiles y con producción de frutos pequeños (Melgoza et al.,
2018). Asimismo, se observa un retraso en el desarrollo, una disminución en la capacidad
fotosintética, en tubérculos se han observado brotes ahilados y débiles; que muestran un
mayor tamaño en las lenticelas, lo que induce un trastorno de los estolones, lesiones color
marrón en el anillo vascular, a veces rayado en el tejido medular y necrosis de tejidos
internos que generan muerte temprana de la planta (Delgado-Ortiz et al., 2019; Swisher
& Garczynski, 2019).
Se ha descubierto, a partir de la etiología de dicha enfermedad, la asociación de esta
bacteria con el insecto Bactericera cockerelli (Sulc) como vector (Kiani et al., 2022),
debido a que el psílido se encuentra disperso en la mayoría de las zonas agrícolas del país
(Cerna Chávez et al., 2021). El control mediante insecticidas sintéticos sobre B. cockerelli
son los responsables de los mecanismos de resistencia, lo que provoca que el control sea
ineficiente debido a las aplicaciones generalizadas o los costos elevados debido al uso
irracional como correctivo (Kiani et al., 2022; Rivera et al., 2018). A causa de dicho
inconveniente, el uso benéfico y alternativo de los extractos de plantas como plaguicidas
botánicos y como suplemento surge de investigaciones en diversos países y en México
(Tembo et al., 2018). En el mundo se conocen aproximadamente 235 familias de plantas
que tienen efectos biológicos contra las plagas a través de extractos vegetales que
contienen principios activos con propiedades de repelencia, insecticida o antialimentaria
(Dougoud et al., 2019). Las especies vegetales tienen la característica de generar una gran
cantidad de metabolitos secundarios, los cuales pueden ser obtenidos de diversas partes
como las hojas, tallos, raíces, flores o frutos (Guía-García et al., 2021; Martínez-Delgado
et al., 2022).
Se ha demostrado que el uso de extracto de aceite de neem al 0.2% en cucurbitáceas ha
facilitado el control de ninfas de B. cockerelli (González & García, 2012). El empleo de
guayaba, Datura stramonium, Piper auritum y aceite de semillas de Melia azedarach han
demostrado ser una opción para el manejo del psílido Diaphorina citri (Sandoval et al.,
2013). El extracto de ajo también presenta un control del psílido B. trigonica y la presencia
de CaLso en zanahoria (Perera et al., 2016). Esto demuestra que son más seguros que los
plaguicidas convencionales en relación con el medio ambiente, debido a que son
biodegradables, disminuyendo la residualidad tóxica en los suelos, cultivos y en la salud
de las personas (Jiménez-Reyes et al., 2019).
La especie Crotalaria longirostrata (Hook. & Arn.), conocida en zonas del sureste del
país como chipilín, pertenece a la familia Fabaceae (Mateos-Maces et al., 2020). Se
encuentra de manera espontánea en zonas agrícolas, formando parte de la dieta de la
población y otros usos medicinales, forrajero, abono y plaguicida (Mascorro et al., 2019).
Presenta un efecto positivo contra hongos, bacterias e insectos (Cruz-Rodríguez et al.,
2020; Del Prado-Vera et al., 2018). La planta Argemone mexicana L. (llamada chicalote),
se considera una maleza de hoja ancha perteneciente a la familia Papaveraceae (Chaity et
al., 2021). La actividad biológica de esta planta se ha documentado sobre patógenos como
virus, hongos, bacterias y protozoos parásitos (Elizondo-Luevano et al., 2020). Existen
acciones contra plagas de cultivos agrícolas como Bemisia tabaci, Spodoptera frugiperda,
Aphis gossypii y Tribolium castaneum (Granados-Echegoyen et al., 2019; Miranda-
Arámbula et al., 2021)"
Estudiantes
Investigadores